El nombre de Ernesto siempre lo asociaré a la música y muy especialmente, a las citas anuales en el FIB donde su figura era imprescindible para el trabajo de los periodistas y las gestiones de los medios de comunicación. Han pasado 25 años desde el nacimiento del FIB en Benicasim y, justamente ahora que Ernesto se ha ido, se suspende por primera vez este festival internacional de referencia, a causa de la pandemia. Mirándolo de este modo, le haremos el duelo a este grande del sector musical porque el destino ha querido que tras su muerte, se produzca el silencio.
Como productora de la televisión pública valenciana durante muchos años, lo recuerdo con cariño cuando cargábamos el maletero el Ford Escort de Canal 9 con montañas de cintas betacam que regresaban al centro de producción de la tele llenas de conciertos y momentos para la historia de la música.
Nuestros rompecabezas siempre eran los derechos de emisión, esos set lists que no siempre coincidían con la realidad y que tanto mareaban para rotular. Pero todo valía la pena tras las intensas vivencias de un fin de semana disfrutando del festival.
Gracias por estar ahí. Hasta siempre.